domingo, 15 de febrero de 2015

EL PALMAR: PEDANÍA DE MURCIA CON ENTIDAD PROPIA


                  El Palmar es una pedanía de Murcia, de entre las de más entidad por su elevado número de población (unos 23.000 vecinos), y sus centros comunitarios esenciales (círculo cultural, centro de la mujer, teatro, instituto de enseñanza media, centro de salud, e incluso en su mismo territorio se asientan el mayor hospital público de la Región – Hospital Virgen de la Arrixaca- y el hospital psiquiátrico), disponiendo de una red de infraestructuras que facilitan una ágil comunicación con Murcia capital, a través de una red de autobuses públicos de alta frecuencia, y sendas vías de varios carriles (urbana con Murcia y la autovía A-30 Cartagena – Murcia).

                En el mismo se da una activa acción cultural, que aviva la vida social de esta comunidad junto al río Reguerón –habitualmente seco, salvo en el caso de lluvias torrenciales, en que llega a resultar peligroso por su desbordamiento-. Si bien, su proximidad y buena comunicación con la Capital hace que la vida de muchos vecinos del Palmar esté muy vinculada a Murcia, tanto en lo laboral como en lo socio-cultural y deportivo.

                Además de tener sendos centros médicos de primer nivel en la Región, con el consiguiente foco de actividad y empleo, El Palmar también resulta “ciudad dormitorio” para no pocos de sus vecinos que residen en esta pedanía murciana pero desarrollan gran parte de su actividad fuera de ella.
                En cuanto a su actividad económica, ha estado tradicionalmente vinculado al sector agrario de pequeñas explotaciones, que con el tiempo fue evolucionando a un pequeño sector industrial (destilería, extintores, y bienes de equipo auxiliar de automoción y maquinaria en general, con proliferación de talleres mecánicos, almacenes y afines). Si bien, la proximidad de Mercamurcia (entre El Palmar y su vecina Sangonera) ha generado un considerable foco de actividad económica y mercantil.
                A lo anterior, habría que añadir el polo industrial del vecino polígono de San Ginés en el que se ha enclavado una importante cantidad de empresas de diversos sectores que generan gran actividad y propician empleo entre los habitantes de la zona. Si bien los efectos de la crisis económica se han dejado sentir con dureza también.
                En este punto resulta necesario apuntar la pretensión de los vecinos del Palmar de constituirse como entidad local propia con Ayuntamiento independiente del de Murcia, para lo que encargaron hace unos años un estudio a profesores de economía de la Universidad de Murcia cuyas conclusiones fueron la de su viabilidad económica, si bien políticamente aún no lo han logrado y no se atisba cercana tal posibilidad.

                A todo esto, un paseo por las principales calles de la pedanía nos harán ver fácilmente la caótica urbanización seguida, no sólo de antiguo (propio de calles estrechas y casas de planta baja), sino que en su transformación a casas de varias plantas, se han mantenido no pocas de las calles estrechas, al tiempo que se aprecia un fallido intento de apertura de una calle por el lateral de donde estaban las destilerías  Bernal, en la calle mayor, en perpendicular y en diagonal hacia la zona del hospital psiquiátrico, donde se observa una inacabada obra de alineamiento de las calles, solares descuidados sin vallar, y un amplio bloque de viviendas en medio de todo ello. Lo que da una mala estética a la ordenación urbana del casco urbano.

                Y en la misma línea, habría que reseñar la existencia de líneas de dúplex en una calle estrecha frente a una tapia de unas naves con la techumbre semiderruida, junto a una chimenea, que también dan la impresión de abandono y falta de previsión urbanística por parte de los responsables municipales del Ayuntamiento de Murcia, que posiblemente si fueran los propios de un hipotético Ayuntamiento propio hubieran estado más atentos a estos detalles que rompen la estética urbana, de un núcleo de población de por sí complejo para reorganizar de forma más ordenada.

                Lo mismo que cabría decir del Instituto, cuya valla linda estrechamente con un supermercado, como abarrotando la edificación, en una Institución docente –que ya estaba implantada décadas en dicho lugar- y que frecuentemente requiere espacio para la práctica de actividades deportivas dentro del plan de formación de su alumnado, para lo que acaso hubiera sido plausible que se le hubiera reservado algún espacio colindante de expansión, que ya le resulta imposible.
                Sin embargo, en las afueras existen buenos alineamientos de viviendas y dúplex que hacen más estética y práctica su ubicación mejor ordenada.
                Con todo, parece imponerse la idea –ya pedida por algunas formaciones políticas- que los pedáneos sean votados por los vecinos de las respectivas pedanías, en el propio proceso de elecciones locales, pues de esa forma el pedáneo no sería un subalterno del alcalde, sino que tendría criterio propio sobre la base de su compromiso con los vecinos que le hayan votado, de forma que la coordinación de las políticas locales en estos territorios sean más consecuentes con la voluntad y el parecer vecinal, posibilitando así una mayor participación de los ciudadanos en sus propios asuntos.


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