viernes, 10 de abril de 2015

LAS FIESTAS DE PRIMAVERA CONCLUYEN CON EL ENTIERRO DE LA SARDINA


               Las tradicionales fiestas murcianas de primavera, que han tenido lugar a lo largo de esta semana de pascua, con la celebración del Bando de la Huerta, la Batalla de Flores,  y el Testamento de la Sardina, concluyen este sábado con el Entierro de la Sardina que cierra el ciclo festivo de la Semana de Fiestas de Primavera en Murcia.
                Así, mientras el Bando de la Huerta fue un desfile a la tradicional usanza huertana, con trajes, utensilios y forma de vida  huertana dentro del ámbito rural próximo a la capital del Segura que conforma el Valle del Río que atraviesa la ciudad y en el que se extiende un vergel que tradicionalmente ha constituido la huerta de Murcia, aunque esta se encuentra aminorada por el crecimiento de la construcción en su ámbito, por el ensanche de los casos urbanos que la circundan –especialmente el de la capital-, y sobre todo por la minoración de la producción agraria que antes constituía el sostén económico familiar de un amplio sector social murciano, en tanto que en la actualidad, ha perdido peso económico en la vida murciana.
                Por otro lado, la Batalla de las Flores conllevó una bella cabalgata con desfile de bandas de música y exhibición de carrozas engalanadas con motivos florales, propios de la estación primaveral, que atrajo una numerosa concurrencia de público.
                Seguidamente el Testamento de la Sardina ha llevado el habitual desfile de los grupos sardineros a pié con sus charangas, y grupos de comparsas que les acompañaban, desde la avenida de Alfonso X de Murcia, pasando por la de Jaime I, Gran Vía y Martínez Tornel para concluir en la Glorieta de España, en que desde el balcón del Ayuntamiento murciano se ha dado lectura al satírico testamento de la Sardina.

                Y finalmente será este sábado cuando el desfile principal de estas fiestas discurra por las principales calles murcianas con las carrozas de sardineros repletas de pequeños juguetes que repartirán entre el público expectante, siendo precedidos por bandas de música, grupos de gigantes y cabezudos, comparsas carnavalescas y grupos de danzas y majorettes.

                Toda una exhibición de alegría, sonido, colorido de porte levantino –que aunque tiene alguna analogía fallera: en la quema de la sardina- sin embargo mantiene ostensibles y notables diferencias que le hacen digno de ser visto.

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